martes, 25 de octubre de 2016

SE BUSCA MARIDO

SE BUSCA MARIDO

Un sábado cualquiera en un gran centro comercial cualquiera.

Laura y su marido iban cómo todos los sábados haciendo la compra. Con su carro, su lista y haciendo en mismo recorrido en zigzag por los pasillos. Siempre igual y de la misma manera, seguían el mismo patrón. Era fácil y podían ser capaces de hacerlo con los ojos cerrados. Laura iba comentando que tenía la sensación de que habían subido los precios y de que a pesar de ello el hiper mercado estaba lleno de gente, cuando se dio cuenta, iba hablando sola.

En ese momento le tocaron por la espalda. Perdona, a ver si me puedes ayudar, es que he perdido a mi marido hace nada. Le dijo una chica al entrar en el pasillo de jardinería.

Estos hombres siempre despistados, le contestó Laura. A mi marido también lo estoy buscando y ya me imagino donde está, seguro que en el pasillo de herramientas y bricolaje, o puede ser que en el de accesorios del automóvil.

Pues sí, es probable, la verdad es que son bastante previsibles, le contestó la chica. El caso es que estábamos mirando unas macetas y en un momento lo he perdido de vista.

Bueno, pues vamos a ver si los encontramos a los dos. Dime, ¿ cómo es tu marido ?. Pues es alto, 1,90, unos 90 kg de peso, musculado, ojos verdes, pelo negro no muy largo.........
Laura se lo imaginó y quizás, a la descripción le puso un poco más de su cosecha, pensando que llevaba una camisa que dejaba ver buena parte de su torso musculado y un pantalón ajustado que le marcaba bien el culo.

Salió de sus fantasías cuando le preguntó. ¿ y tu marido cómo es? para hacerme una idea.
Laura le dijo, mira.... ¿ que te parece si vamos juntas a buscar a tu marido, y luego ya buscamos al mío? 
Y así hicieron, yendo las dos en dirección al pasillo de accesorios del automóvil, mientras comentaban las ofertas mas interesantes.

Mientras la chica hablaba, Laura volvió a desconectar, se preguntó a si misma por qué se avergonzaba de lo poco atractivo que era ya su marido, por qué sentía curiosidad por conocer al otro marido perdido y descubrir si en realidad estaba tan bien como le había descrito.

Se siguió preguntando cómo habían llegado a esa rutina repetitiva todas las semanas. Incluso se preguntó si no era ella sola la que se sentía así, y su marido en realidad se había perdido a propósito, huyendo de su charla. Pensó que quizás también la veía poco atractiva e iba mirando con deseo a otras mujeres como entretenimiento por el hiper mercado intentando alegrar ese aburrido sábado de compras.


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